Tal día como hoy hace 18 años, el 15 de febrero de 2003, los ciudadanos del planeta Tierra salimos por primera vez en la historia juntos al mismo tiempo, para dejar claro que no queremos la guerra, y que los que hacen la guerra no la hacen en nuestro nombre.
Fue la movilización global más masiva de la historia. Nunca antes (ni después) las multitudes se habían sincronizado juntas de esa manera a lo largo y ancho del planeta de esa manera.
En aquellos comienzos de internet tuvimos cierta claridad y voluntad de evolucionar. A la gran movilización le sucedieron muchas acciones y manifestaciones. Sin embargo el 20 de marzo la telaraña de poder de los creadores y beneficiarios de esa masacre se impuso sobre la humanidad entera, y masacró a las gentes de Iraq, robó su petróleo, disparó la espiral de guerras y terrorismo y creció la confusión en los corazones y en las cabezas.
Se hizo evidente hasta qué punto en las llamadas "principales democracias" los ciudadanos somos anulados absolutamente cuando el puñado que tiene ese poder así lo quiere. En cierta forma, la humanidad captó la desagradable realidad de que somos esclavos de unos cuantos puñados de personas y nos deprimimos y desmovilizamos al ver la gran energía que hace falta para poder dejar de ser esclavos y evolucionar.
Pero el 15 de febrero es un día de celebración, una referencia clave que nos indica que:
Sí, podemos encontrar un objetivo común y luchar por él desde cada rincón
Sí, logramos dejar de ser cómplices de las masacres
Sí podemos crear un puente para que no nos dividan, porque al decir masivamente "No en nuestro nombre", creamos un puente maravilloso entre nosotros (por una parte los masacrados y por otra parte el resto, aquellos a los que se nos quiere poner de cómplices de la masacre)
Es un día de celebración. Un día para recordar esa vibración de conciencia, para invocarla, para transitar el puente.
Un recuento de la manifestación (con muchas ciudades y pueblos sin censar aún)