El
31 de Enero se celebró en el IES Tegueste el día de la Paz durante el recreo. Se
comenzó leyendo un manifiesto por la Paz elaborado por un alumno del instituto.
A continuación se leyeron varios poemas, una alumna del centro canto dos
canciones “No dudaría” y “Ya estamos llegando”, entre todos los miembros del
comité expusieron la siguiente frase “Malala, voz de miles de niñas que quieren
ir a la escuela”. Para finalizar el acto se realizo una suelta de globos con
deseos por el Día Escolar de la Paz y la No Violencia.
“Todo esto se pudo llevar a cabo gracias a la
colaboración e implicación de todos los miembros del Comité de Solidaridad del
centro, tanto alumnos/as como profesores/as.”
EL DÍA DE LA PAZ
Fue ayer, 30 de
enero de 2013, cuando se cumplieron 65 años de la muerte del máximo
representante de la no violencia, Mahatma Gandhi. La no violencia no solamente es
una forma de actuar, sino también una opción cultural y civilizatoria que
permite la humanización de todas las personas de este mundo. ¿Realmente debemos
empezar por ahí?
La paz comienza más
cerca de lo que nosotros pensamos. Con el simple hecho de ayudar a la persona
que más cerca tenemos ya estamos predicando la paz. Con valorar el trabajo que
hace otra persona estamos predicando la paz. Con ser tolerantes con el mundo
que nos rodea estamos predicando la paz. La paz empieza por nosotros mismos y
después se extiende a nuestro entorno, pues resulta imposible actuar por la paz
siguiendo unos valores que la contradicen.
En la mente de
todos debería estar siempre presente un concepto, RESPETO. Sin este valor
moral, que aunque sea básico no siempre se cumple, resulta imposible crear una
sociedad tolerante con el resto de personas que, al fin y al cabo, no tienen
ninguna diferencia con nosotros. El desprecio hacia el prójimo es la muestra de
un egoísmo categórico que solo considera a sí mismo como único modelo a seguir
y considera que la vida de su semejante es inferior a la suya.
Por ello, solo
nosotros somos capaces de infundir la paz, ya que somos nosotros quienes
infundimos las desigualdades y, aunque cueste creerlo, TODOS tenemos un rasgo
que nos distingue del resto y que nos hace ser especiales, pero no por ello tenemos
que ser motivo de desprecio o displicencia.
Es difícil aceptar que la paz comienza
desde un punto más cercano del que creemos, que somos nosotros en su totalidad,
pero como dijo Gandhi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.
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