jueves, 7 de febrero de 2013

Día Escolar de la Paz y la No Violencia


El 31 de Enero se celebró en el IES Tegueste el día de la Paz durante el recreo. Se comenzó leyendo un manifiesto por la Paz elaborado por un alumno del instituto. A continuación se leyeron varios poemas, una alumna del centro canto dos canciones “No dudaría” y “Ya estamos llegando”, entre todos los miembros del comité expusieron la siguiente frase “Malala, voz de miles de niñas que quieren ir a la escuela”. Para finalizar el acto se realizo una suelta de globos con deseos por el Día Escolar de la Paz y la No Violencia.

“Todo esto se pudo llevar a cabo gracias a la colaboración e implicación de todos los miembros del Comité de Solidaridad del centro, tanto alumnos/as como profesores/as.”

EL DÍA DE LA PAZ


Fue ayer, 30 de enero de 2013, cuando se cumplieron 65 años de la muerte del máximo representante de la no violencia, Mahatma Gandhi. La no violencia no solamente es una forma de actuar, sino también una opción cultural y civilizatoria que permite la humanización de todas las personas de este mundo. ¿Realmente debemos empezar por ahí?

Lo primero sería cuestionarnos que es la paz. Todos definimos paz como la tranquilidad que existe entre dos Estados que no están en guerra. Pero, ¿es este el verdadero camino para orientar la paz? ¿Por qué empezar la casa por el tejado, en vez de por las bases de una sociedad más tolerante?

La paz comienza más cerca de lo que nosotros pensamos. Con el simple hecho de ayudar a la persona que más cerca tenemos ya estamos predicando la paz. Con valorar el trabajo que hace otra persona estamos predicando la paz. Con ser tolerantes con el mundo que nos rodea estamos predicando la paz. La paz empieza por nosotros mismos y después se extiende a nuestro entorno, pues resulta imposible actuar por la paz siguiendo unos valores que la contradicen.

En la mente de todos debería estar siempre presente un concepto, RESPETO. Sin este valor moral, que aunque sea básico no siempre se cumple, resulta imposible crear una sociedad tolerante con el resto de personas que, al fin y al cabo, no tienen ninguna diferencia con nosotros. El desprecio hacia el prójimo es la muestra de un egoísmo categórico que solo considera a sí mismo como único modelo a seguir y considera que la vida de su semejante es inferior a la suya.

Por ello, solo nosotros somos capaces de infundir la paz, ya que somos nosotros quienes infundimos las desigualdades y, aunque cueste creerlo, TODOS tenemos un rasgo que nos distingue del resto y que nos hace ser especiales, pero no por ello tenemos que ser motivo de desprecio o displicencia.

Es difícil aceptar que la paz comienza desde un punto más cercano del que creemos, que somos nosotros en su totalidad, pero como dijo Gandhi: “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.

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